La inmundicia lo copa todo. Como un virus se infiltra ante cualquier rendija. El sistema pudre por igual a sirios que troyanos. Al final todos los caminos van a parar al mismo callejón.
Unos se acusan a otros, pero al final tienen los mismos comportamientos. Se levantan “caudillos” con una voz que les determina a salvar el mundo. Se aprestan a resolver un problema y lo único que consiguen es crear de nuevos.
El sectarismo es la nota dominante. Ven en los demás los defectos que no quieren ver en ellos y su líder. Al que va ganando se le perdona todo. La gente siempre necesita estar cerca del poder, aunque sea ganado en mala lid. Pero llega un día que el engaño hace mella, se pierden votos y se cae en picado y, los sectarios abren los ojos y salen despavoridos en busca de un nuevo error. El género humano ha sido siempre igual. Hoy siguen multitudes y reciben a Jesús con vitores y palmas y a los cuatro días se cansan y lo cambian por Barrabas que es quien ven como ganador.
El género humano necesita de un líder o caudillo. Necesita sentirse arropado en un grupo o secta, por la cual pelearse. Casi nadie es capaz de sostener sus ideales en soledad. Nadie habla, ni escucha. ¡Impone! Hoy están aquí y mañana allí, cuando no en todos los sitios a la vez, aunque sean incompatibles.
Necesitan tener a mano la excusa a sus fracasos y frustraciones, buscando siempre a un enemigo al que culparle de todas sus desgracias. Quieren imponer sus leyes y formas de pensar, de la misma forma que rechazan a los contrarios.
Necesitan agredir y, nunca lo hacen con el fuerte, si no con el más débil, fruto de su cobardía y, encima se sienten valientes.
Cotillas como el que más, se va uno de un grupo y lo critican, y así sucesivamente hasta que solo quedan dos. Pero luego se reúnen otra vez y como si tal cosa, se toman unas cervezas.
Ya nada es lo que era. Católicos ultras que ni creen en Dios. Solo están para amonestar a los demás, con métodos y vocablos nada cristianos. La caridad no es precisamente su fuerte, si no más bien lo contrario. Su amor al prójimo es lo que les queda más alejado, haciendo de su hermano en Cristo su enemigo por el color de su piel o, seamos más realistas, por su pobreza. Que vivan las clases sociales. Eso si, para un coito en un burdel, puede ser lo más.
A lo largo de siglos hemos colonizado un continente, hemos mezclado sangre y apellidos, hemos entrado con lo puesto y sin papeles y, ninguno nos expulso. Celebramos la fiesta de la Hispanidad y por la noche el primero que se cruza se le da a la badana. Se les expulsa y repele aún rezando nuestras mismas doctrinas y en el mismo idioma, luego a misa como fariseos. Cuidado que esos países no apliquen la ley de reciprocidad que habría más en regresar que en salir. Cuidado también que en este país se están cambiando las tornas y en vez de receptor se esta volviendo emisor. Cuidado porque ¿Quién cuidara de los ancianos padres que los hijos no quieren?. Cuidado porque ¿Quién pagara las pensiones?
Una cosa es rechazar a quienes quieren cambiar nuestras doctrinas, leyes y tradiciones. Y, otra cosa bien distinta es rechazar a quienes incluso nos pueden aportar y dar ejemplo.
Los pueblos son olvidadizos por naturaleza. El egoísmo ciega las mentes y perturba las acciones. No sea que quien juzga y condena este más cerca del pecado que el condenado. “No juzguéis y no seréis juzgados” “quien este limpio de pecado que tire la primera piedra” “tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber”….. hay mucho “talibán” suelto.
Lo que si tengo claro es que estos tiempos, el único alimento que no falta es el odio. Ya pocos están moralmente autorizados para dar lecciones a nadie, porque para ello se requiere un corazón limpio, un espíritu de grandeza y una altitud de miras. Se ha dejado la predicación por la condena “!Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces veras claramente como extraer la paja que esta en el ojo de tu hermano”. Hay un grupo en fb que reza asi: “por que el separatismo se considere un delito de alta traición”. Aplicarlo desde casa. Los caudillos nacen, no se hacen.
Despotricáis de vuestro monarca porque le acusáis de alta traición y no veis que amparáis la misma acción a un villano que eleváis en un trono. Vosotros miserables que no respetáis ni a los viejos. Vosotros que solo tenéis por blasón el culto al cuerpo y la fuerza. Vosotros que os embriagáis de poder. Vosotros que no conocéis el sacrificio por lo que decís luchar. Vosotros que habéis caído en el mismo bando y con las mismas armas con que queréis luchar.
El mundo ya no puede con tanto odio acumulado soportar. Os habéis alejado tanto de Jesucristo, que ya os habéis perdido en el camino. Un hombre pecador puede salvarse, pero un hombre sin corazón no! Ya no es posible tanta brutalidad. Es el todos contra todos, que diria Blas Piñar. Ni Dios que siempre esta con los suyos os reconoce. No puede ser discípulo quien solo imparte veneno.
“Por sus frutos los conoceris”. A los pueblos no los han movido nunca mas que los poetas y, ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesia que destruye, la poesia que promete! (José Antonio).
"José Antonio", nos mataron al mejor hombre de España...
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