Hemos conmemorado el aniversario de nuestros próceres. Francisco Franco y,
José Antonio. Lo hemos hecho en medio de la convulsión por los atentados
terroristas de Francia y, Malí.
Es bueno y, muy terapéutico, recordar y, rendir homenaje de respeto y,
admiración. Ante nuestros héroes y, libertadores. Una por el deber de la gratitud.
Para impregnarnos de los valores que ellos encarnaron y, hacer de ello una
norma de vida.
En estos días. Lo más indigno se ha cebado con la memoria de nuestros
muertos. Unos para obtener rédito político y, otros económico. Y, unos y,
otros. Sin querer han coincidido en algo sobrenatural. Que los españoles de
aquel tiempo, teníamos la sensación de que Franco era eterno. Hasta se escribió
un libro y, filmo una película “…Y, al Tercer año Resucitó”. Sonara extraño
para los que no vivieron aquella época, decir que en el fondo, teníamos la
sensación de que podía resucitar. Era un Caudillo por la Gracia de Dios y,
aclamación de su pueblo. Era una persona que trascendía lo humano. El jamás se
desplazo a ningún país. Sin embargo todos los jefes de estado de el mundo.
Acudieron a El Pardo, ha rendir pleitesía. Todos los presidentes de EE. UU. Y,
cuando estaban frente a S. E. todos se empequeñecían. Su mirada era
hipnotizante. Su figura egregia. Su rostro sereno y, firme.
Cuando fusilaron a José Antonio. Ocurrió otro tanto. Su carisma era tal.
Que nadie lo daba por muerto. Hasta el día de hoy. Siempre se ha referido a él,
como el “ausente”.
Han transcurrido 79 y, 40 años de sus muertes. Y, pese a todos los esfuerzos de sus enemigos. El pueblo no solo no los ha olvidado. Si no que se acrecientan sus figuras y, amplían el número de seguidores. Don Blas Piñar, ese hombre profético, clarividente. Cosecho la semilla que algún día, acabara germinando en un, nuevo amanecer. Cuando la Providencia disponga, enviarnos a un nuevo capitán. España siempre ha sido así. Ha resurgido mil veces de entre las cenizas y, ha superado las etapas más oscuras de decadencia.
Han transcurrido 79 y, 40 años de sus muertes. Y, pese a todos los esfuerzos de sus enemigos. El pueblo no solo no los ha olvidado. Si no que se acrecientan sus figuras y, amplían el número de seguidores. Don Blas Piñar, ese hombre profético, clarividente. Cosecho la semilla que algún día, acabara germinando en un, nuevo amanecer. Cuando la Providencia disponga, enviarnos a un nuevo capitán. España siempre ha sido así. Ha resurgido mil veces de entre las cenizas y, ha superado las etapas más oscuras de decadencia.
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