¿Pero qué se creían? ¿Qué esperaban? ¿Todavía no se creen que los vientos traen tempestades y los barros lodos? Los españolitos de esta época, los españolitos del reinado de Juan Carlos I --“el destructor”, al que le han bastado treinta años para demoler su propio Estado--, engreídos, muy “listos” ellos, creídos de sí mismos, soberbios, vanidosos, estúpidos, patanes, miserables, mediocres y muchas cosas más; los que hicieron de la “Transición” un icono, sin querer ver que fue, en realidad, la gran “traición” a ellos mismos y el gran engaño; los que no llegan a creerse --más que nada por no reconocer su error-- que la democracia es por esencia un sistema corrupto y corruptor; esos que sobre la base de no darle importancia a lo menos, ahora no pueden dársela a lo más, y miran con estupor -algunos, eh, sólo algunos, que el resto, ciego y envilecido no tiene ya reflejos ni para eso-- lo que está ocurriendo a marchas forzadas y que es fácil resumir: que los hijos de la oscuridad, todos aquellos que han hecho de su vida un lodazal, campean por sus respetos, galopan sin freno y arrasan por doquier lo poco, muy poco, que queda de España.
Los pueblos que no aprenden de su historia están CONDENADOS A REPETIRLAS EN SUS PEORES ESCENAS. Y eso es a lo que asistimos después de varias décadas de anestesia y pasividad, de cobardía y mariconeo, de ceguera voluntaria y no mirar atrás; de ceder poco a poco, para acabar indefectiblemente cediendo el todo.
Ya lo ven, la Bestia no se conforma nunca con lo menos, sino que quiere lo más: los separatistas, respaldados por una Constitución alucinada y netamente antiespañola, después de años de chulería, aceleran en su proceso de secesión que fue siempre y lo será su única aspiración, y ello, además, con el dinero de los demás, claro está; los marxistas, que lo siguen y seguirán siendo, rojos cabrones sin alma más que para hacer el mal, les apoyan, como apoyan todo lo que pueda en lo poco como en lo mucho, en el interior como en el exterior, herir a España, destruir la Patria y borrar del mapa a la única que a lo largo de los siglos, en sus distinta formas, una y otra vez les derrotó; la derecha, es decir, el PP, esa derecha burguesa, amariconada, egoísta, vaga, podrida y cobarde --vamos, la derecha española de siempre--, víctima de sus seculares miedos y corrupciones, no hace otra cosa que intentar campear el temporal sobre la base de cesiones de última o primera hora con el único objeto de retrasar en lo posible su degollamiento que aunque sabe seguro, en vez de rebelarse contra él, sólo aspira a retozar en su inmundicia un poco más; el clero, este clero desorejado que ha caído en la peor de las herejías, la de pensar y creer que podía poner una vela a Dios y dos al Diablo, es decir, mantener el “equilibrio”, estar con todos y adorar a la diosa democracia sin que el Todopoderoso se enterara, ahora se espanta de que la sangre de los abortos tinte y vaya aun a tintar más de rojo las calzadas, al tiempo que las iglesias se hayan convertido --y aun lo vaya a hacer más, empezando por el Valle--, en lupanares inmundos, hediondos, donde se celebran orgías como jamás antes se vio ni oyó, pues a fuerza de no pastorear, y aun peor, de pastorear mal, las ovejas se han dispersado e incluso convertido en perros rabiosos; las fuerzas vivas de la nación, de la patria que gime bajo el peso de tantas heridas, de tanto dolor, es decir, militares y fuerzas de seguridad, que debían hace ya mucho haber intervenido --por ejemplo el 23-F-- para restablecer la cordura de unos locos insensatos, eliminando para ello a los instigadores de tal enfermedad, están aun peor que todos los ya descritos, pues cobardes y podridos hasta el corvejón, se deleitan en sí mismos, y corren al exterior a hacer el ridículo, por un plato de lentejas mal cocinado y peor servido.
Así España, señoras y señores, que se sepa y escriba para dejar siquiera un pequeño rastro de lo que ocurrió, asiste en estos días a una vuelta más de tuerca --y pocas quedan ya-- que culminará su suicidio, pues ni siquiera es asesinato, ya que aquí nos lo hemos guisado y comido solitos --aunque en algo desde fuera la masonería ayudó-- y en breve esta que fue nación de naciones, espada de la cristiandad, martillo de herejes, luz de Trento e invicta destructora en la guerra y en la paz del marxismo más virulento, va a morir entre gusanos y estertores malolientes, en medio de las risas de los demás, asesinada con saña y escarnio por sus propios habitantes que, alucinados hasta el enloquecimiento, se regodean en bailar con sus peores diablos.
Pero qué se creían tantos y tantos que durante estas últimas décadas, por uno u otro malparido motivo, se han dedicado a no ser y dejar hacer a los enemigos de siempre de España. Qué se creían los curas, las monjas y los obispos; los generales, jefes y oficiales; los guardias civiles y policías; los jueces; los maestros; los españoles de pro; qué se creían ¿que el rey era español?; qué se creían ¿qué los rojos podían desear otra cosa que no fuera la destrucción de España hasta no dejar rastro de ella?; qué se creían ¿que la derecha podía amar otra cosa que no fuera su codicia, ambición y propia corrupción? ¡Qué se creían; qué se creían!
Pues bien, vallamos ahora al paredón, asistamos todos a nuestro final; pues los que piensen que van a sobrevivir están equivocados, incluidos los autores de este crimen de Estado que al final serán también víctimas de sus propios desvaríos, pues la Bestia les odia aun más que a nosotros, y por eso los confunden y enloquecen, para mejor utilizarlos. Eso sí, al menos una diferencia, más que nada para en algo consolarnos: en ese momento final algunos iremos con la cabeza bien alta, seguros de que hicimos lo que pudimos y no nos dejamos vencer, al menos en lo personal, que dimos cuanto teníamos y que no nos rendimos, y miraremos a los demás con desprecio por un lado, y con sorna por el otro, y les diremos: “¡Dios os ampare, imbéciles mal nacidos! ¡Dios os ampare!”
Por Paco Berrocal
altoyclaro.com
Los "Jeremias" andamos mal en estos tiempos. Mientras unos estan sesteando, otros con la resaca del noqueado, otros ejerciendo de caudillitos, los mas en las redes sociales jugando a patriotas. La iglesia preocupada y ocupada en festejos y, sus separatismos. El ejercito repartiendo lirios por el mundo. Al jefe del Estado colgado en postales de ERC. El enemigo público y declarado de España y la civilización cristiana, se hallan en referendums. El gobierno al frente de ese aquelarre. La izquierda más radical colaborando con la invasión musulmana.
¿Queda alguien que confie en una recuperación? Los más optimistas estan con lo de la "profecia" Maya del año 2012" como si el final alguien lo pudiese predecir. Lo que si es seguro de que poco antes o despues, el fin esta a la vuelta de la esquina. Muy pronto al pasar delante de una tumba, sentiremos envidia del que esta dentro. Tanta iniquidad y cambio moral, traera la destrucción más absoluta. Quien sepa rezar que lo haga.
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