domingo, 3 de junio de 2012

Los islamitas egipcios quieren que desaparezcan los cristianos y hablan de aplicar la jizya

Efrén de Pablos,  1-6-2012
En dos semanas Egipto deberá decidir si su presidente será un ex político del antiguo régimen depuesto tras la denominada por los cortitos progre-cómplices como 'Primavera árabe' o bien, si concederá el poder a un líder de los Hermanos Musulmanes. Para el 10% de los egipcios que practican el cristianismo, se trata de una elección perversa en la que en ningún caso se les ofrece una esperanza clara ¿Pactar con los restos del antiguo gobierno, que tan mal les trató y en el cual JAMÁS se admitió a un cristiano en ningún puesto de poder? ¿Apoyar por contra a los 'Hermanos Musulmanes', aun sabiendo que entre ellos existen verdaderos delincuentes especializados en el incendio de pueblos, en el robo inmisericorde y en el secuestro y violación, cuando no asesinato, de muchachas cristianas?
Sin pudor alguno y como a ambos candidatos les son necesarios por estar muy igualados en votos, intentan conseguir que los cristianos se decanten por ellos, pero lo cierto es que un cristiano no puede fiarse de la palabra de un musulmán pues, la palabra de un mahometano solo es sagrada cuando se la da a otro musulmán.
Para los cristianos y en el mejor de los casos, la Primavera Árabe ha supuesto un desorden en el que han podido medrar las mafias  que, bajo el amparo de su superioridad religiosa (por ser 'islamistas' y gracias a la INDIFERENCIA CULPABLE de la mayoría musulmana más pacífica), han podido proliferar y 'explotar' impunemente repugnantemente a la pacífica minoría cristiana. En el caso peor, es decir, si ganan los islamistas y no los déspotas, la violencia contra los cristianos seguramente se INSTITUCIONALIZARÁ y la comunidad cristiana desaparecerá en pocos años, absorbida por una vorágine de secuestros, violaciones, persecuciones, injusticias mil y asesinatos que parecerá no tener fin... como ha sucedido en Irak, en el norte de Nigeria o en todo el Sudán no musulmán.

Así las cosas, el 29 de mayo Vatican Insider ha entrevistado al  obispo copto católico Antonios Aziz Mina de Guizeh, sobre la situación política que actualmente vive Egipto. Como hombre de fe, el obispo Aziz ve las cosas con optimismo… lo que no es raro, porque un católico es optimista hasta cuando están cortándole la cabeza pues, no en balde, se sabe heredero del Reino de Dios. Ahora bien, en cuanto a las cosas de este mundo, Aziz no tiene nada de cegato y sobre los Hermanos Musulmanes” opina que «Un día afirman una cosa y al día siguiente, lo contrario. Este es el problema de los Hermanos Musulmanes: no mantienen las promesas.” Unas declaraciones que en occidente serían inocentes, pero que en su Egipto, le pueden costar muy caras.
 ¿Creen que Aziz ha exagerado? Solo dos días más tarde, Mohamed Morsi, principal candidato de los “Hermanos Musulmanes” y en un “pequeño” desliz, ha declarado que, “o bien todos los cristianos se convierten al Islam, o bien han de pagar la 'jizya', ( la jizya es el tributo o multa que todos los ' dhimmis' (no musulmanes) han de pagar a los musulmanes, por el hecho de seguir viviendo en tierras del Islam (es la imposición de la “paz” islámica  que no se basa en el respeto al otro, sino en el sometimiento islámico, inherente a la palabra ISLAM).

Ahora bien ¿Qué podemos hacer nosotros por ellos?
Podemos orar y rogar a Dios que acompañe y de fuerzas a nuestros hermanos perseguidos y que sus testimonios ilumines las conciencias de sus verdugos.
Y podemos nosotros mismos ser cada día, por amor a ellos, cristianos más dignos y más conscientes de la necesidad de apostolado que tiene el Mundo y muy especialmente, la paganizada Europa.
Y si no lo hacemos por ellos, hagámoslo por nosotros, porque solo desde la fe cristiana, el Islam puede y debe de ser interpelado.

Raad Salam y Efrén de Pablos participarán en el Encuentro Tradicionalista del 16 y 17 de junio en El Escorial. Si deseas más información, puedes seguir en este enlace.

En Cristo Rey
Genocidio Cristiano
 Rezad por nuestros hermanos coptos y para que Europa encuentre en Cristo sus cimientos, y no sucumba

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