miércoles, 6 de noviembre de 2013

LOS IMBECILES HAN CREADO UN MUNDO QUE NO ES APTO NI PARA ELLOS



Muchos  se escandalizaban que mis post, de hace varios años, fueran tan catastrofistas.  Pero por desgracia, mis más negros presagios se han dejado de cumplir.  Alguno de mis lectores (por correo) han tenido el valor de reconocer mis aciertos. Los más, su orgullo  les impide hacerlo.  Precisamente el orgullo malentendido, es una de las lacras de nuestra sociedad, entre otras muchas y, en vez de corregirse, van aumentando las dosis.

El peinar canas, da la autoridad moral del hombre de experiencia. Vivimos bombardeados por lo políticamente correcto. Ni en la Alemania nazi, el lavado de cerebro había sido tan brutal como en los momentos presentes. Los intelectuales, hombres de ciencia, eruditos…  Van de tertulia en tertulia, afirmando una suerte de diagnósticos y, tratamientos que, el tiempo les quita la razón. Pero ni ellos, ni mucho menos los políticos, son capaces de admitir sus errores y, enmendarse.  La juventud ya nace con un móvil en el vientre de su madre.  Con manejar las nuevas tecnologías, se endiosan y, pierden todo contacto con la realidad.  Los de mi generación, siempre admiramos a nuestros padres y, abuelos porque de ellos obteníamos esa sabiduría que solo se transmite de forma oral y, con los hechos.  Antes, tres generaciones compartíamos los mismos gustos por la música.  Ahora  entre la juventud hay quienes ni eso pueden compartir.

La juventud de mi época. Salíamos de las escuelas e institutos, mucho mejor formados que en el presente. Cualquiera con una enseñanza elemental de la época, no cometía las faltas de ortografía que hoy cometen infinidad de profesores. La enseñanza carece de toda clase de valores. Al contrario. Entre la supresión de los cursos de religión, la imposición de todo aquello que, desde que el hombre es hombre, había sido moral y éticamente anormal, ahora es impuesto, para envilecer al género humano. La crisis es planetaria y, obedece a las mismas premisas. Las nuevas tecnologías, hacen posible que la decadencia del mundo occidental, penetre hasta la última aldea del planeta. Hoy un crio de doce años, es un maestro manejando las nuevas tecnologías y, con un móvil en la mano, ya se cree el rey del universo.


A título de ilustración. A partir de los años sesenta, quienes de verdad mueven los hilos del mundo, decidieron que el aborto era un derecho de la mujer y, no han parado hasta hacer legal,  lo que es el más horrendo de los crímenes.  Hoy, envilecidas las masas con masivos lavados de cerebro. Han conseguido que la propia madre, en su seno materno se cometa este horrible crimen como lo más natural del mundo. Que hacerlo resulte un signo progre, cuando es una vuelta a la época de las cavernas. Conseguido esto, la violencia, el matar, no es más que una continuidad. Luego para que la violencia arraigue, se crean los “derechos humanos” que solo alcanzan a los más inhumanos y, que acaban con la más elemental tranquilidad del hombre de bien. Todo mal se justifica. Y, así llegamos al caos, de ver a terroristas en la calle, en las instituciones y, consiguiendo todos sus fines. Así hemos llegado al punto de que no hay relevo generacional y, las pensiones a nuestros ancianos, no hacen más que menguar hasta su desaparición. Por que las condiciones para ser receptores en un futuro de una pensión, son para la inmensa mayoría inalcanzables.

El sistema del que nos hemos dotado para regir nuestras vidas. La “democracia”, es lo más alejado de esa palabra y, todo se reduce a ir a votar a unos desconocidos cada cuatro años. Gente que piensa, procede y actúa, más parecido a una mafia que a unos servidores públicos. Ellos deciden sobre nuestras vidas en base a unos eslóganes vacios de contenido.  Esas castas políticas, generan los problemas primero, para luego brindarse como solución. Ahí están los separatistas que no han reparados en mentiras, calumnias, falsificaciones de la Historia, para atraerse a un puñado de imbéciles de los cuales servirse para sus propios intereses.

El papel de la mujer actual, con esas consignas de que debe de realizarse profesionalmente, está ocasionando un costo inasumible a esta sociedad.  Para que una mujer pueda ganar mil euros al mes, tiene que dejar a sus hijos en guarderías  y, a los abuelos en residencias que pagamos todos.  Es el cuento de la lechera.  Gana mil euros, pero gasta en guarderías y, residencias, tres veces más de lo que gana. El negocio de Roberto y las cabras. Mejor sería que el Estado retribuyera con esos mil euros a la mujer que gastarse tres mil. Los niños crecerían con los cuidados, mimos y atención de una madre y, los abuelos consumirían sus últimos días en el calor de un hogar, rodeado del cariño de los suyos y, no en esos anticipados cementerios que son las residencias.


En mi juventud, con cualquier cosa éramos felices. Gastábamos muy poco. Lo importante era compartir unos lazos de sana amistad con los amigos, yendo al cine, bailes  con música en directo, meriendas y, el famoso guateque los fines de semana, sin deambular a altas horas de la madrugada. Nuestros caprichos nos los ganábamos trabajando. Ahora nuestra juventud esta totalmente enferma, desgraciada y, sin más norte que buscar una alegría durante días y noches enteras que no alcanza.  Es tan desgraciada que se ve forzada a consumir alcohol en grandes ingestas, drogas de todo tipo, moto o vehículo para desplazarse y, acabar en esos tugurios llamados discotecas, donde no se puede establecer una relación de dialogo, con esos sonidos aberrantes que los ensordece y, esas luminarias que los ciegan.  Ya no saben mantener un dialogo entre los de su propia edad y, acaban de despedirse y, ya se tienen que comunicar a través de mensajes, con textos abreviados y, cambios de consonantes que les convierten en analfabetos profundos. Las consultas psiquiátricas están llenas de niños y, adolescentes que estarán tocados para siempre.

En mi juventud nunca conocí de un caso de alcoholemia, drogadicción, de violencia contra los padres, profesores o alumnos compañeros.  Hoy no respetan nada, ni a nadie. No se conforman con ganarse con su trabajo, esos artilugios de las nuevas tecnologías. Si para tener el último modelo hay que robar, se roba y, muchas veces se mata gratuitamente.  Todos quieren vestir de marca y, estar a la última moda en tecnología.  A cualquier precio.

Pero el materialismo, egoísmo, corrupción, envidia, odios… Ya no es cosa solo de los jóvenes. Se ha extendido a todas las generaciones. Se abandonan y maltratan a los animales de las formas más crueles que el ser “humano” hubiese podido concebir.  Ya no hay compasión por nada ni por nadie.  Y, los grandes culpables son los políticos que, han trasladado sus más bajos instintos a la sociedad.  Gente que no es modelo ni referente alguno. Sin embargo ellos conducen a la sociedad a sus más abyectos instintos y, exigen que lo que fue malo desde que el hombre es hombre, acabe imponiéndose como normal. Mientras se hace escarnio de todo aquellas virtudes que han acompañado al hombre desde el principio; lealtad, amor a lo divino y humano de la vida, el honor, sacrificio, heroísmo, abnegación, patriotismo, honradez, honestidad…. Ahora más que nunca, el hombre tiene que depositar su fe y su confianza en Dios. Pero ni eso puede. Por que las fuerzas del mal están desatadas  por políticos y gobernantes.  Y, lo peor de todo, es que el “humo de Satanás ha penetrado en la Iglesia” que diría Pablo VI y, ahora el nuevo pontífice ha terminado por descender al nivel de la calle, en vez de poner a la calle al nivel de la Iglesia. Ya no hay ese cura de pueblo, con sotana desteñida que acogía a su feligresía, intercedía, ponía paz, daba ejemplo y, reconfortaba los espíritus. 


No tengo la menor duda, de que la humanidad se encamina a un suicidio colectivo. Por más que se empeñen nuestros políticos y, gobernantes en querer darnos esperanzas. El mundo ya no tiene salvación posible. La paciencia de Dios, ha rebosado todos los límites, la tierra esta ensangrentada de cientos de millones de inocentes abortados, asesinados y, torturados. Ya no hay paz en ningún rincón del mundo. El género “humano” en vez de desandar el camino, cada vez  aumenta la velocidad hasta el precipicio. Si Dios esperase mucho más, ya no quedaría ni una alma para redimir.

A estas alturas no tengo ningún complejo de lo que puedan pensar ni decir, acerca mío.  Lo normal es estar todo el día rodeado de imbéciles.  Lo sorprenderte es hallar, a alguien que piense, razone y, tenga ideas constructivas. Esos han quedado relegados al ostracismo. Cuanto más mande, más grado de invalidez. La codicia, la falta de sabiduría, el egoísmo, esta en igualdad al grado que ocupen en nuestra sociedad. Su soberbia, acabara como un boomerang contra ellos mismos. Los imbéciles creen que sus ocurrencias, el daño que infringen a sus inferiores, no solo les complace su ego, si no que al final el daño que causan se vuelve contra ellos.

Les dejo con una entrevista al periodista italiano Pino Aprile, que es la persona que mejor ha expresado lo que es un imbécil:  http://emilioutges.blogspot.com.es/2009/10/blog-post.html