Anduve recorriendo las tumbas de mis allegados y, esta vez se me presentaba la ocasión de poder hablar por algunos de los allí sepultados. De lo poco bueno que tiene Internet, es que no necesitas enviar ni siquiera una carta al periódico. Que a través de un blog, puedes expresar aquello que seria imposible en un medio de comunicación del sistema.
La noche de la vigía de difuntos. Cada año la pasaba ayudando a hacer ramos y coronas para los difuntos en una floristería que eran amigos míos. Pasábamos toda la noche sin parar, escuchando el “Juan Tenorio” y un alto para reponer fuerzas, así toda la noche. Todas las manos eran pocas para los cientos de ramos que habían encomendados. Para todos ya era un ritual reencontrarnos cada año en esa fecha. Además nos daban un aguinaldo. Yo hice un pacto con la dueña, la señora Remei que se me respeto con los herederos. En vez de dinero, cuando ya todo los encargos se habían realizado, con la flor que quedara hacer un centro de flores para el nicho de mi padre y, otro para depositar en el monumento funerario a los “Caídos por Dios y por España” que se hallaba situado en un lugar destacado del cementerio.
Como se pueden imaginar, eran unos centros monumentales, hechos con todo el amor del que soy capaz y ganado con mi trabajo. Así que una vez terminados, acudía al cementerio a depositarlos y rezar unas sentidas oraciones.
Ahora los gerifaltes rojo-separatistas que dominan nuestro municipio, les hacia ingrata la presencia de ese monumento funerario, hecho en piedra y que es el signo por el cuál murieron 150 manresanos, por el mero hecho de ser sacerdotes o ir a misa. Es la sagrada y santa Cruz del Señor que se oculta tras unos abetos y que nadie le interesa podar. Solo se aprecian los ramos que sus deudos depositan en el césped. Quitaron las placas con el escudo nacional y la frase de “Caídos por Dios y por España”, y, pusieron otra que dice: “a todas las personas que por causa de la guerra civil murieron”. No murieron por una “guerra civil”, si no en una Cruzada en defensa de la fe y de la Patria. Los de la memoria historia, entretanto montaron su laica simbología en lugar bien visible y, como si en ese lugar hubiese alguno de los suyos. La lápida que recuerda a los republicanos entre otras dice “que creían en una sociedad y país mejor y una guerra que ellos no habían provocado les segó la vida”. Pues si! “esa sociedad mejor era asesinar a sacerdotes, religiosos, derrumbar, quemar iglesias y conventos”. En cuanto a “una guerra que ellos no habían provocado” es otra falacia. La República se estreno con quema de iglesias, conventos y escuelas, cerrando periódicos, con el golpe de Estado que declaro a Cataluña una nación, por cual cosa fueron condenados y encarcelados y sin cumplir la pena fueron soltados. Ya sabemos o deberíamos saber, a lo que se reduce la “memoria histórica”. Ha olvidar sus crímenes y reivindicar que fueran ajusticiados. Quede claro que, es bien distinto ser victima que verdugo. Aunque ya sabemos que a la izquierda que, sobre sus ideologías pesa el asesinato de ciento veinte millones de crímenes y asesinatos, esos no cuentan. Las victimas son los verdugos.
Pero antes que eso. Derribaron el monumento a los “Caídos por Dios y por España” que se hallaba en la plaza República Argentina. Allí donde durante cuarenta años, otros gobernantes cabales y decentes que no cobraba ni el alcalde, con la Banda Municipal, homenajeaba a esas ciento cincuenta victimas, entre ellos cuarenta y cinco sacerdotes a las que honraban con sus nombres a esos mártires unas lapidas. Cuando se apoderaron del Ayuntamiento esos asalariados amos para ruina y miseria de los ciudadanos. En vez de ocuparse de administrar nuestro dinero, fruto de trabajo y de fatigas. Se emplearon al despilfarro más absoluto y, no tenían nada más en que pensar que derribar el único monumento decente que tenia la ciudad. Sin importarles que a una parte de los ciudadanos les quitaron el derecho, a ese referente moral. El del martirio, que es a lo más que puede llegar el ser humano. Quitaron el monumento como el asesino borra sus huellas. Pero ahí están los nombres de aquellos que por una causa superior, supieron dar lo mejor de ellos que era su sangre, para que media España no pereciera.
Nunca alcanzare a comprender que haya personas dispuestas a matar a seres indefensos. Nunca llegare a comprender como por encima de los valores de Dios y la Patria, puedan a asesinar y morir por un sistema; sea república, monarquía, democracia, etc. Algunos me responderán que lucharon por la libertad que es un bien supremo del hombre. Pero es que ni con aquella sangrienta y miserable República, ni ahora con esa mierdocracia, hemos tenido ni un gramo de libertad. Tanto entonces como ahora, nos han rebajado a la condición de esclavos. Esclavos a quienes unos pocos, por sus delirantes deseos de poder y codicia para enriquecerse nos someten. Hace treinta años el consistorio solo tenia 55 nominas de funcionarios y, ahora con un 10% más de población rondamos los 1000 funcionarios. Todos desde el primero al último perciben sueldos que ni siquiera alcanzo a cobrar el Caudillo. Tuvimos alcaldes como el Sr. Moll que siendo uno de los más ricos, por dedicarse a los ciudadanos murió arruinado. Lo mismo que el Jefe Comarcal del Movimiento Nacional D. Pedro Carreras que, a través de las montañas pudo salvar su vida e incorporarse al bando Nacional y, que siendo de los más ricos, murió con una mísera pensión. A esos hombres de honor, dignidad y honradez quiero dedicarles mi tributo de admiración. Esos fueron quienes elevaron a nuestra Patria a la novena potencia mundial, dieron a los trabajadores una dignidad y una justicia social que no la superaba ninguna otra nación. Con una Seguridad Social que era la primera en el mundo; con hospitales de referencia. Un trabajador modesto mantenía a su esposa y su prole, mientras ahora trabajando los dos no ganan ni para mantener un hijo. Mientras el cabeza de familia con su trabajo pagaba su vivienda en 37 meses y ahora necesitan medio siglo. Esos levantaron España, mi generación la mantuvo y, esta la ha arruinado, llevando a millones de familias al hambre y la desesperación.
Pero también quería rendir en esta efemérides un homenaje a mi abuelo. Al igual que Zapatero, pero en positivo. Emilio de la Huerta Mato, fue un aventajado hombre de izquierdas. Idealista como ninguno, milito en la UGT. Albergo en su casa a milicianos y hasta piezas de artillería. Fue el primer teniente republicano que salió de la ciudad rumbo al frente. Con el se llevo a la familia y hasta alisto a su hijo de la quinta del biberón. A veces mi abuela, madre y tíos quedaban en medio de los dos bandos, en alguna cueva, donde les pasaban los disparos de la artillería de los dos bandos sobre sus cabezas. Mi abuelo con su tropa tomaban un pueblo y no toleraba que sus hombres entraran al saqueo, ni asesinaran, ni violaran a las mujeres. Así que en la retaguardia uno de sus hombres le disparo por la espalda. Cayo herido y a mi abuela le confeso su desengaño por los suyos con esas palabras que, se han repetido siempre: “daría mi mano derecha para que ganaran los Nacionales. No nos merecemos ganar”. Fue de hospital en hospital con el proyectil y la metralla en sus pulmones hasta llegar a Francia. Mi tío fue puesto en un campo de concentración, donde los franceses, esos de la “liberte, fraternite e igualite”, les echaban un cigarro, un mendrugo de pan para reírse viendo como se peleaban por ello. Claro que en los campos de concentración no había ni uno solo de los dirigentes. Estos estaban bien alojados en sus hoteles a costa del desvalijo de las cajas fuertes y el oro que entregaron a Moscú y Méjico. Al finalizar la Cruzada, mi abuela los reclamo y el hijo vino pronto sin ningún problema. Mi abuelo se demoro por sus heridas y llego a España para ocupar una cama en el recién macro hospital de enfermedades torácicas creado por Franco en Tarrasa (Barcelona). Vivió unos cuantos años en ese hospital hasta su fallecimiento, habida cuenta de que la metralla se desplazaba y no pudieron nunca operarle ni en Francia ni en España. Así que a mi abuelo lo asesinaron los suyos. Fue una persona que se significo mucho, albergo en su casa milicianos y piezas de artillería, fue el primer teniente republicano, de la UGT. Sin embargo ni a el, ni a su familia, jamás fueron molestados por el Régimen de Franco. Un hombre recto que supo distinguir el bien del mal y, rectificar.
Personalmente creo que a los muertos de ambos lados, se les debe dejar descansar en paz. Que cada uno los tenga y los vele donde quiera y como quiera. Con sus respectivos símbolos. Por lo que pido se restituyan los del bando Nacional que les fueron arrancados. Ellos murieron por Dios y por España y, por tanto que no se les confunda, ni mezclen con los verdugos. En cuanto al tema de las fosas. Que los desentierren a todos que faltan muchos más por encontrar de un bando que del otro. Buscaban en Alcala de Henares restos del bando marxista y les salio Andres Nin y otros y, ya no se hablo más. No queda bien que en el bando republicano hubiese una guerra de rojillos y se exterminara al P.O.U.M. por la izquierda que ahora predomina. Pero es que no dejan ni a los muertos en paz. Ya que los vivos desde la mierdocracia nos han vuelto a dividir cuando estábamos reconciliados, ha resurgido el odio y las venganzas. Al menos dejen a los muertos en paz. No sea que se remuevan en sus tumbas.
!!!CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA!!!
!!! P R E S E N T E S !!!