miércoles, 15 de septiembre de 2010

APRENDAN HISPANOAMERICANOS II


Albert ya esta en su país y con su gente. Han sido veinte días de horror y espanto. De humillaciones, vejaciones e insultos.  Tenia bien acreditado su arraigo documentalmente, como también de que una familia le amparaba en todo, tenia un domicilio fijo, una vida social intensa; desde carreras pedestres, caminatas, socio de varias asociaciones de vecinos, del museo o la biblioteca donde acudía asiduamente, voluntario en la Residencia de las Hermanitas de los Pobres, catalán escrito y hablado correcto con sus diplomas, etc. etc. ¿No podía venir a casa la policía a apercibirle de que tenia que regresar? ¡No! Lo pillaron delante de la biblioteca con una mochila de libros por retornar. No podía la magistrada aceptar que le abonáramos el pasaje para el primer avión que despegara. ¡No! Le aplicaron el máximo que era su internamiento en el CIE y por el máximo que permite la Ley (60 días).
Ni el era consciente de su situación ya que su abogada de oficio en ningún momento le mostró documento alguno de un recurso. Doy fe de ello porque lo acompañe. Le mintió cuando dijo que a los tres años por arraigo se le concederían los papeles. Pero cuando llego ese momento le pide un contrato de trabajo de un año de duración que es tanto en estos momentos de crisis como pedirle que llevara un cupón de la lotería premiado. Y, se quedo tan pancha. ¿No se lo pudo decir cinco meses antes? Pero es más. Ahora sabemos que ni siquiera un contrato de trabajo es suficiente, tendría que acreditar mediante facturas, mes a mes que no regreso a su país. Hubiese sido imposible reunir esas facturas porque no se guardaron. Así que esa abogada luego habría salido con el cuento de las facturas y todo eso sabiéndolo de antemano, pero es así como sacan el dinero a esa pobre gente indefensa en una tierra extraña, para que al final los detengan y pasen un calvario.
Ha pasado de una comisaría a otra, siempre esposado como un delincuente hasta llegar al Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona. Un lugar donde hubiese sido una residencia estudiantil a no ser porque albergaba lo peor de la sociedad; delincuentes, traficantes de droga, maltratadores, violadores, etc. De todas las nacionalidades y los moros que se imponían frente a los demás. El era el único que tenia su historial limpio como una patena, ni la más minima falta o delito en su país ni España. Pronto se percataron los funcionarios del Centro de que solo era un ser indefenso, aterrido y enfermo. Lo trataron exquisitamente y velaron en todo momento por su seguridad, así como las enfermeras que cuidaban de el. Pero que un ser inocente se vea rodeado de lo peor de la sociedad, es enloquecedor y, si encima esa chusma le escupían, empujaban, insultaban y amenazaban, el terror era insufrible.
Estábamos en pleno mes de agosto donde todo el mundo que rodea la Justicia se halla de vacaciones. El Consulado de su país se movilizo hasta conseguir por fin que le abonáramos el pasaje y por ello su marcha era voluntaria y no de expulsión. Nos contaron que al llegar al aeropuerto unos policías de paisano lo acompañarían sin esposar discretamente. Pero no fue así. Lo tuvieron en un calabozo hasta el ultimo minuto del despegue y las ultimas palabras que escucho en este país al que lo había dado todo y no recibido nada, fueron “vete escoria”. La única condición era de que el vuelo fuese de Barcelona a un país Hispanoamericano sin hacer escala en Madrid. Solo había un vuelo destino Bogota. En Bogota debía pasar toda la noche para tomar el avión hacia su país. No le hicieron ningún visado y el aeropuerto cerraba con lo que lo querían echar a la calle y ser detenido por falta de visado. Menos mal que una autoridad del aeropuerto comprendió su situación y le permitió que estuviese en el interior del aeropuerto. Llego a su país exhausto y con la maleta nueva destrozada.
Llegado este momento quiero hacer varias reflexiones. La primera es como una persona que tenia acreditado su arraigo totales, con una conducta ejemplar que superaba en mucho a los nacionales, realizando voluntariado en una residencia y a pie de calle, con títulos, diplomas, recortes de prensa,  sin delito alguno ni en España ni su país, con domicilio fijo acreditado, con una familia que respondía de su supervivencia con lo que no significaba ningún riesgo para la sociedad, haciéndonos cargo de su retorno ¿Por qué se le sometió a tanta crueldad? ¿Por qué la solución de abonar el pasaje que luego surgió, no se pudo barajar antes de ingresar en ese Centro? ¿Por qué su caza fue celebrada como si de Alcapone se tratara?
Felicito al Cuerpo Nacional de Policía que es profesional y arriesga sus vidas por detener a todo lo peor de la sociedad. El Centro de Internamiento de Extranjeros se justifica plenamente por quienes la ocupan. ¿Pero no podrían habilitar un espacio para las personas inocentes y decentes, que no hubieran de soportar a esa escoria? O acaso allí no van la gente de bien? ¿Por qué si todos los del Centro, profesionales como la copa de un pino, pronto se percataron de su estatura humana e intelectual y lo trataron como correspondía, otros que mejor lo conocían no se comportaron de igual forma? No seria que sabia demasiado de Historia que en las redes sociales molestara a historiadores que no le podían rebatir?
Otras consideraciones: En otro post de mi blog afronto el tema de la emigración e inmigración, pero es bueno recordar que España durante dos siglos fue tierra de emigrantes. La mayoría se asentaron en Hispanoamérica, muchos de ellos no llevaban ni un documento encima y, sin embargo ni los detuvieron, ni los repatriaron. Los abuelos de Albert eran exiliados españoles que renunciaron hasta de sus apellidos, eso se descubrió cuando Albert quiso tomar esa vía legal para legalizar su situación. Ahora resulta que se descubrió que se inscribieron con apellidos falsos. Recurrió al alcalde del PP de la villa donde nacieron sus abuelos y ni atendían el teléfono, por carta ni respondieron. Otras entidades que entienden de este tema y cobran del erario público ni se dignaron contestar. Se ha ido sin siquiera conocer el pueblo donde nacieron sus abuelos por la desidia.
Ahora con esta crisis que cada vez se va agudizando más. España vuelve a ser país de emigrantes. Como en los países hispanos se les ocurra copiar las leyes y el trato hacia los inmigrantes, lo tenemos claro.
Hace cuatro días que los mismos que ahora acusan de todos los males que padecemos a los inmigrantes, veían en ellos una fuente explotación y a la vez la tabla de salvación para mantener las pensiones. Yo no tengo duda alguna de que en nuestro país hay que expulsar a muchísimos inmigrantes que solo viven del delito y no se quieren integrar. Ahí entraría una parte de hispanos y todos los procedentes del mundo islámico que encima hemos de mantener. Si hay que expulsar a mala gente, adelante, que no tiemble el pulso, también para aquellos que tienen legalizada su residencia.
La crisis no se ha generado por la inmigración, si no por el sistema de las autonomías que son económicamente insostenibles. Por el exceso de funcionarios en todas las administraciones y, por la corrupción institucionalizada como denuncia el muy republicano Garcia Trevijano. En el 92 tuvimos una fuerte crisis y no había inmigración, llegando la tasa de paro a un 23%.  Ahora llegamos al 20% y la mayor parte la absorben los inmigrantes. ¿Los echamos a todos con una patada y cuando nos hagan falta les volvemos a llamar como si fuesen bestias de labrar? Los acogemos y les damos la patada?
Por mi trato directo con inmigrantes hispanos, estoy por afirmar que el que es bueno, es muy superior a un español. Tiene más cultura, educación, sentido y respeto por la familia, conocen más de nuestra Historia que esos personajes que alientan su odio y expulsión. Son personas humildes, trabajadoras y de fiar. Luego los que son malos, también superan la media española.
Mi visión particular es que como Madre Patria, no deberíamos poner barreras a quienes vienen de buena fe a mejorar su sustento. Lo mismo que hacen ellos con nosotros. Y que como sigamos por este camino, es posible que empiece en estos países el odio hacia el español y tengamos que regresar esposados.
Cada día cientos de inmigrantes son expulsados y dejados en los aeropuertos sin un céntimo para poder llamar o tomar un autobús a sus pueblos de origen. Sin embargo los mismos critican a Sarkozy que al menos los envía con 300 euros.
Albert, ya es un ciudadano libre. Aunque nunca podrá olvidar las vejaciones y el trato que ha sufrido en este país que ya ha perdido hasta el pulso.
Capitulo de agradecimientos: A su ultimo abogado de oficio que consciente de la tragedia puso su empeño profesional y humano por liberarlo (ojala se le hubiese conocido la primera vez). A todos los funcionarios del CIE del primero al ultimo, por su profesionalidad y cualidades humanas hacia el. Al Consulado de su pais por su decidida intervencion. A todos aquellos(as) que fueron a visitarlo, le llevaron libros y ayuda economica. A ese compañero brasileño anonimo de habitación que le dio apoyo mientras estuvo ingresado. A la funcionaria del aeropuerto de Bogota que se apiado de él y evito otra tragedia.  A todos aquellos que a traves del FB se solidarizaron con el. A todos los abogados que se brindaron para ayudarle. A todos los vecinos, ancianos, dependientes, veterinarios, asociaciones de vecinos y cuantos le conocian por su rabia, indignación y solidaridad. Para aquellos que pudiendo hacer algo, lo abandonaron porque ya nada más podrian sacar de el por su marcha. Quienes le vejaron, no entendieron de razones, para esos... !QUE DIOS SE LO DEMANDE!

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