El mundo entero (sobre todo los que no hablan “castellano”) jamás podrán perdonar a España por “América”. En su momento los ingleses, los holandeses, los franceses trataron sobre todo los medios de romper el coloniaje de América, no porque les interesara los “indios”, solo era porque ellos querían las posesiones que en manos de España estaban…. Como no lo consiguieron se inventaron cuanta “leyenda negra” pudieron… (Ya algunas la he articulado anteriormente en este blog) una de esas no era sinónimo ni de España, ni de América (lo era-quede claro-de la Europa medieval): la inquisición.
No hablare aquí de sus “orígenes”, ni de como los protestantes la usaron a su antojo.
El Tribunal del Santo Oficio llega a la América hispana mediante una Real Cédula del 25 de enero de 1569. Y es SM Felipe II, quien concreta el establecimiento del Santo Tribunal en América; aunque en 1517 ya había sido planteada por el Regente de Castilla el Cardenal Cisneros, pero no llegó a concretarse.
Dicha cédula aparece en la ley 1 título 19 del libro primero de la “Recopilación de la leyes de los Reinos de Indias”. El Monarca de la Casa de Austria, la justifica por cuanto sus antecesores “pusieron su mayor cuidado en dar a conocer al Dios verdadero, y procurar el aumento de su Santa Ley, y que se conservara libre de errores y doctrinas falsas y sospechosas, y en sus descubridores, pobladores, hijos, y descendientes nuestros vasallos, la devoción, buen nombre, reputación y fama, con que a fuerza de cuidados y fatigas han procurado que sea dilatada y ensalzada…”
A raíz de esta Real Cédula se establecieron tres tribunales inquisitoriales en la Indias: el de Lima, en 1570, el de México en 1571, y el de Cartagena de Indias en 1610.
El primero abarco todo el territorio del Perú, la Suramérica española y Panamá. El de México tenía jurisdicción sobre la Nueva España y Filipinas. El de Cartagena ejercía sus funciones en las provincias eclesiásticas de Santa Fe y Santo Domingo.
La Inquisición en América no fue implantada por simples “caprichos” del Monarca. Obedecía a una serie de “miedos” que venían ejerciendo presiones sobre la Corona desde hacía varias décadas. Entre ellas podemos citar
a) las quejas de la Santa Sede en torno al proceso de evangelización, que consideraba no había sido lo más acertado deseable.
b) al establecimiento de los hugonotes (franceses protestantes) en el Brasil y la Florida.
c) y por ultimo el desasosiego de la Corona, por el miedo a que los conquistadores optaran por la instalación de un reino independiente de Castilla.
Estos factores, entre otros, ejercieron presión sobre Felipe II que a fin tuvo que optar por buscar los mecanismos que permitieran garantizar la estabilidad de las posesiones tanto en lo civil como en lo social. Y la fórmula que parecía más viable, era la creación del tribunal de la Inquisición en las Indias. Pero no hay que olvidar que, desde hacía varias décadas, algunos clérigos clamaban ya por su establecimiento.
La propuesta fue aceptada por el Monarca y sus consejeros, el cerebro fue Diego de Espinoza, Obispo de Sigüenza, quien había llegado a ocupar los más altos cargos en la administración filipina. Fue él quien dictó las “Instrucciones”, que si bien, en algunos aspectos calcan la organización del Tribunal español, admite importantes modificaciones para las posesiones ultramarinas. Así, por ejemplo, detalle que ocultan nuestros “historiadores”, se establecía que los indios no caían bajo jurisdicción del Tribunal.
“ se os advierte que, por virtud de nuestros poderes, no habéis de proceder contra los indios de vuestro distrito, porque, hasta que otra cosa se os ordene, es nuestra voluntad que solo uséis (la inquisición) contra los cristianos viejos y sus descendientes y las otras personas contra quien en estos reinos de España, se suele proceder; y en los casos de que conociereis, iréis con toda templanza y suavidad y con mucha consideración, porque así conviene que se haga, de manera que la Inquisición sea muy temida y respetada y no se dé ocasión para que con razón se le pueda tener odio”.
La ley es clara: españoles y advenedizos, estos eran los únicos que serían llevados ante el Tribunal, pero nunca los indios, aunque éstos cometieran las mismas faltas que los primeros. Según se les tenia dicho a los Inquisidores americanos “en ninguna manera parece debéis proceder contra los indios bautizados que persuaden a otros a que no crean lo que les enseñan los cristianos, sino que guardéis a la letra lo que por la “Instrucción” se os ordena”. De esta forma queda una vez más patentizada la posición de los reyes de velar por el indio dándole toda la protección que fuere necesaria.
Este tema se ha pintado con un panorama tan negativo: miles de millones de indios llevados a las hogueras, cárceles llenas de artefactos para infligir dolor y castigo en nombre de Dios y el Vaticano. Eso seguramente es lo que muchos afirman y juran; pero ningún estudio moderno es capaz de confirmar dichas “masacres”, que ignorantemente se afirman se cometían en nombre del fanatismo católico.
Los procesos hechos por el Santo Oficio no van encaminados, en su mayor parte, a problemas de carácter religioso, como erróneamente se afirma, sino más bien hacia la protección de las buenas costumbres y de lo que en aquella época eran considerados como los pilares de la moralidad. Así, valga el caso, en el Tribunal de Lima, desde 1570 (fecha en que se instala el Tribunal en esta ciudad), se entablan 498 casos, de los que 391 son contra españoles y criollos, 86 procesos contra extranjeros y sólo 21 relacionados con mestizos, negros y mulatos. Lejos quedan entonces las “supuestas” matanzas de indios.
Hasta los piratas llegaron a tener un buen trato; Miles Philips, un pirata de John Hawkins, quien fue condenado por la Inquisición, se expresa en estos términos: “De esta manera estuvimos sirviendo los años que nos habían sentenciado, llevando siempre nuestros sambenitos y debemos confesar que los frailes nos trataron con mucha humanidad, pues cada uno de nosotros tenía su cuarto, con cama y comida, todo muy limpio y arreglado…”.
Sin lugar a dudas un pirata ingles no esperaba tanta benevolencia de la Inquisición española, teniendo en cuanta la forma en que trataba la inquisición inglesa a los católicos.
A cerca de las penas impuestas por la Inquisición a los procesados, eran bastante limitadas: pena capital, destierro, azotes o llevar un sambenito (un distintivo cosido a sus ropas) por cierto tiempo. Veamos ahora el Tribunal de Cartagena de Indias, como dijimos antes fue establecido en dicha ciudad en el año de 1610. El historiador José Toribio Medina, señala que durante su existencia fueron procesados 767 reos de los cuales 5 fueron llevados a la hoguera. ¡CINCO EN MAS DE 200 AÑOS!
Todo lo demás que se pueda añadir sobre la Inquisición sólo obedece a fantasías difamatorias, pero no se basan en la realidad histórica.
Espero aportar luz con este artículo; aclaro que no es mi intención defender a España, ya que la madre patria de nuestros días, solo se siente halagada con las difamaciones de los traidores.
Considero normal que España no se haya defendido de tantas calumnias y difamaciones en su contra por el tema inquisitorial; lo que considero imperdonable es que el Vaticano calle ante la verdad historia y pida perdón por las atrocidades que NO se cometieron en nombre de la fe.
Joaquín Pérez Villanueva: Historia de la Inquisición en España y América. José Toribio Medina: La Inquisición en Cartagena de Indias. Carlos Pereyra: Breve historia de América. Vitorio Messori: Leyendas negras de la Iglesia.
Martin Nieto
(Panamá)
Segùn este artìculo, frente a Hitler y Stalin, en lo que atañe a genocidios, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana es una parvulita, tan inocente que deberían darle el premio nobel de la Paz, pues ni siquiera se asoma en empatar en cantidades de muertos. Srs., uno solo asesinado en forma injusta o justa según la Iglesia, ya basta para ser reo de homicidio calificado, y durante muchos pero muchos años la Iglesia se comportó como un homicida. Lo dice la Historia, aquella que ha sido manoseada y violada mas que mujer ligera, las cuales también tienen dignidad.
ResponderEliminarEl odio que puedas tener hacia la Iglesia Catolica es patologico. Contra esto no hay argumentos ni datos que valgan. Es demencial hablar de los terminos que haces tu de la Iglesia Catolica que, es la más vilipendiada, pese a ser la unica que con caracter universal da de comer a millones de humanos en todos los rincones del mundo. La unica ong que todos sus misioneros no cobran ni un euro. La unica que instala escuelas,universidades, ambulatorios, hospitales. Meterte con nuestra Iglesia es diabolico. De lo contrario en vez de mostrar ese odio a una iglesia que siempre ha sido perseguida, que miles de sacerdotes y monjas, renuncian a la vida comoda de Occidente para vivir en la mas absoluta miseria, por salvar millones de vidas...Si no fuera por ese odio y, ya metidos a expeler odio, estarias hablando de los protestantes que se hinchan de ganar dinero a costa de las supersticiones y, ya no te digo de los musulmanes que, en un mes asesinan a mas catolicos que en toda la historia que tiene la catolica. Una persona normal estaria hablando de como maltratan a todas sus mujeres, como abusan de los niños y niñas que casan con viejos. Ellos jamás han hecho una obra caritativa, solo sembrando muerte alli donde pasan. Si a las Cruzadas te refieres. Aun eres mas infame, por que estarias aprobando que los musulmanes nos invadieran y, cometieran genocidios de verdad y, encima los catolicos les pidieran perdon por existir. La legitima defensa, como su nombre indica es legitima. Lo contrario seria masoquismo puro y duro, por tanto degeneracion total. Si me sales con que la Iglesia es rica y, deberia darlo a los pobres, es que no tienes raciocinio. Daria de comer un par de meses y, luego todos pobres y, un pobre no puede hacer caridad. En la India las religiones falsas que aqui se mitifican, ni una sola ha solucionado ni un caso de pobreza. Ahi tienes a la Madre Teresa de Calcuta como contrapunto. Yo estoy en muchas cosas en desacuerdo con la Iglesia Catolica. Que desde el concilio vaticano II, la modernidad, nos haya llevado a la decadencia y, llegara un punto que renunciando a sus postulados, tratando de agradar a sus enemigos, acabara que ni salvara almas, ni cuerpos.
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