domingo, 22 de diciembre de 2013

NAVIDAD, YA NADA ES LO QUE ERA.



Estamos en vísperas de la Navidad.  Para mucha gente, las peores fechas del año.  Debería ser  un día de celebración, el 25. Sin embargo se prolongan  durante casi dos semanas, todas unas vacaciones, lo cual hace que el sufrimiento de muchos se prolongue una eternidad.
Para quienes peinamos canas, hemos visto tantos cambios en tan poco tiempo, que es difícil de asimilar.  Ya han dejado de ser unas fiestas cristianas.  Es difícil que alguien te desee una feliz Navidad.  Ahora se despachan con un buenas fiestas.  Aquel clima que se respiraba antes, donde la gente era más buena que de costumbre. Ahora es al revés.  Todo es pura hipocresía, en el mejor de los casos.
Para la gente de bien. En esas fechas se echa de menos a nuestros ausentes. Lee la prensa, la televisión, escucha la radio y, ni una sola noticia positiva, ni un rasgo de humanidad. No hace tantos años que por Nochebuena, ni un bar, ni un restaurante abría por falta de clientela. Las familias se reunían entorno a la mesa y, la gente solitaria siempre tenía una silla en algún hogar. Ahora al contrario del anuncio del turrón, no vuelven ni por Navidad y, los que están se van. Cada uno a su bola. La Navidad es cualquier cosa, menos la conmemoración del nacimiento de Jesús, nuestro salvador. Se ha impuesto el rojo de Papa Noel frente al Belén. Los adornos de las calles son más propios de una discoteca que de una celebración religiosa.
Confieso que siempre estas fechas me han deprimido mucho.  Pero ahora, me resulta imposible.  Las redes sociales, son el espejo de nuestra enferma sociedad.  Veo cada día las llamadas de más gente que, su buen corazón los lleva a apiadarse de los peludines. Están saturados, impotentes de poder hacer frente a la cantidad de abandonos. Muchos hallados en contenedores o en plena carretera. Llega ya un momento en que he perdido la fe en el género “humano”. Las residencias no dan abasto. Nuestros abuelos abandonados a su suerte, en la más absoluta soledad. Cuando en mi muro cuelgo a ancianos tratando del tema del abandono, muy pocos me gusta clickan. Me imagino que muchos de mis “amigos” se sentirán aludidos y, por ende incómodos de removerles la conciencia.
Percibo claramente el deterioro del género humano, en mil y un detalles. Sobre todo de los más jóvenes que como dominan las nuevas tecnologías, se creen inteligentes y, tratan a la gente que hemos vivido, como tontos. Creen que nos engañan. En mi juventud llegue a enviar 350 felicitaciones de Navidad y, no menos de doscientas recibía. Hoy, solo recibo una. Luego se paso a una llamada telefónica de compromiso y, luego los sms. Ahora se te inunda el muro de postales navideñas que saludan a todos en general y, a nadie en particular, esperando que clickes un “me gusta”.
La vida es de los jóvenes. Ellos que se creen los reyes y, los mayores que les siguen el juego.  Antes los ancianos, nuestros abuelos, eran el centro de la casa, por su experiencia, sabiduría y, por que las fuerzas le flaqueaban.  Hoy los viejos estorban. Eso sí, con la crisis, a muchos se ha recuperado para vivir de su pensión o, para alojarse en su casa, forzados por la situación. Incluso muchos los han sacado de la residencia donde los abandonaron, única y exclusivamente por egoísmo.
La gente se había instalado en un lujo que no le correspondía. Se empeñaron hasta las cejas para poder blasonar ante los amigos y, vecinos.  Se compraban coches de alta gama para estar a la altura de los jefes, vacaciones se hacían contando kilómetros, cuanto más lejos más se fardaba. Segundas residencias, ropas de marca.   Materialismo puro y duro.
Este año ha sido duro y, se respira en el ambiente y, por más que los gobiernos de turno pretendan engañarnos. La crisis no ha tocado fondo.  Ni hay luz al final del túnel, porque no es tal túnel, si no un pozo sin fondo.  Nunca había visto tanta resignación y borreguismo puro.  Ya la gente ha perdido agallas, dignidad. Nunca vi tanto pánico en el comportamiento de la gente. Nadie osa enfrentarse con los bancos, ni contra los gobernantes, ni contra los patronos, ni siquiera al encargado. Gente enferma trabajando hasta el ingreso. Y, dicen que estamos en democracia y, que el Generalísimo era “mu malo, mu malo”. Y, los borregos a pesar de los ataques de pánico, de tragar carros y carretas, van al dictado de los caciques. Minutos antes de suicidarse, siguen creyendo que este sistema vil y corrupto, es lo mejor que nos puede pasar.
Todo está prohibido. Todo está multado. Las administraciones dan un trato vejatorio a sus ciudadanos. Les recortan todos los derechos, incluidos los de sanidad que, es lo último que debería hacer un gobernante legitimado. Nos han envilecido. La crisis es moral, de valores y, como consecuencia de ello, hay que añadir la económica y, laboral. Y, en vez de rectificar. De echar marcha atrás y, desandar lo andado. Cada vez estamos más cerca del abismo. Si solo fuese una crisis económica, con la cantidad de gurus con doctorados en economía, ya estaríamos viendo esa luz al final del túnel.
Los muros de las redes sociales, están saturados de frases elocuentes que son cascara vacía. Se evacua con frases atribuidas a la misma gente y, con ello, ya cree que se han resuelto los problemas que nos envuelven, pero que ni siquiera aquellos que las cuelgan, se lo creen. Solo vivimos de teorías, cuando estamos anémicos de realidades. Luego hay los puristas y, eruditos.  Aquellos que no hacen más que presumir de datos y citas, que se erigen como infalibles y, fuera de ellos está la perdición. Esos maleducados que, no se dignan ni poner un “me gusta” nunca, porque sería como bajarse de su pedestal.  Con las nuevas tecnologías hasta el más tonto hace relojes.  Feliz Navidad a los hombres y, mujeres humildes y de buen corazón.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

LOS IMBECILES HAN CREADO UN MUNDO QUE NO ES APTO NI PARA ELLOS



Muchos  se escandalizaban que mis post, de hace varios años, fueran tan catastrofistas.  Pero por desgracia, mis más negros presagios se han dejado de cumplir.  Alguno de mis lectores (por correo) han tenido el valor de reconocer mis aciertos. Los más, su orgullo  les impide hacerlo.  Precisamente el orgullo malentendido, es una de las lacras de nuestra sociedad, entre otras muchas y, en vez de corregirse, van aumentando las dosis.

El peinar canas, da la autoridad moral del hombre de experiencia. Vivimos bombardeados por lo políticamente correcto. Ni en la Alemania nazi, el lavado de cerebro había sido tan brutal como en los momentos presentes. Los intelectuales, hombres de ciencia, eruditos…  Van de tertulia en tertulia, afirmando una suerte de diagnósticos y, tratamientos que, el tiempo les quita la razón. Pero ni ellos, ni mucho menos los políticos, son capaces de admitir sus errores y, enmendarse.  La juventud ya nace con un móvil en el vientre de su madre.  Con manejar las nuevas tecnologías, se endiosan y, pierden todo contacto con la realidad.  Los de mi generación, siempre admiramos a nuestros padres y, abuelos porque de ellos obteníamos esa sabiduría que solo se transmite de forma oral y, con los hechos.  Antes, tres generaciones compartíamos los mismos gustos por la música.  Ahora  entre la juventud hay quienes ni eso pueden compartir.

La juventud de mi época. Salíamos de las escuelas e institutos, mucho mejor formados que en el presente. Cualquiera con una enseñanza elemental de la época, no cometía las faltas de ortografía que hoy cometen infinidad de profesores. La enseñanza carece de toda clase de valores. Al contrario. Entre la supresión de los cursos de religión, la imposición de todo aquello que, desde que el hombre es hombre, había sido moral y éticamente anormal, ahora es impuesto, para envilecer al género humano. La crisis es planetaria y, obedece a las mismas premisas. Las nuevas tecnologías, hacen posible que la decadencia del mundo occidental, penetre hasta la última aldea del planeta. Hoy un crio de doce años, es un maestro manejando las nuevas tecnologías y, con un móvil en la mano, ya se cree el rey del universo.


A título de ilustración. A partir de los años sesenta, quienes de verdad mueven los hilos del mundo, decidieron que el aborto era un derecho de la mujer y, no han parado hasta hacer legal,  lo que es el más horrendo de los crímenes.  Hoy, envilecidas las masas con masivos lavados de cerebro. Han conseguido que la propia madre, en su seno materno se cometa este horrible crimen como lo más natural del mundo. Que hacerlo resulte un signo progre, cuando es una vuelta a la época de las cavernas. Conseguido esto, la violencia, el matar, no es más que una continuidad. Luego para que la violencia arraigue, se crean los “derechos humanos” que solo alcanzan a los más inhumanos y, que acaban con la más elemental tranquilidad del hombre de bien. Todo mal se justifica. Y, así llegamos al caos, de ver a terroristas en la calle, en las instituciones y, consiguiendo todos sus fines. Así hemos llegado al punto de que no hay relevo generacional y, las pensiones a nuestros ancianos, no hacen más que menguar hasta su desaparición. Por que las condiciones para ser receptores en un futuro de una pensión, son para la inmensa mayoría inalcanzables.

El sistema del que nos hemos dotado para regir nuestras vidas. La “democracia”, es lo más alejado de esa palabra y, todo se reduce a ir a votar a unos desconocidos cada cuatro años. Gente que piensa, procede y actúa, más parecido a una mafia que a unos servidores públicos. Ellos deciden sobre nuestras vidas en base a unos eslóganes vacios de contenido.  Esas castas políticas, generan los problemas primero, para luego brindarse como solución. Ahí están los separatistas que no han reparados en mentiras, calumnias, falsificaciones de la Historia, para atraerse a un puñado de imbéciles de los cuales servirse para sus propios intereses.

El papel de la mujer actual, con esas consignas de que debe de realizarse profesionalmente, está ocasionando un costo inasumible a esta sociedad.  Para que una mujer pueda ganar mil euros al mes, tiene que dejar a sus hijos en guarderías  y, a los abuelos en residencias que pagamos todos.  Es el cuento de la lechera.  Gana mil euros, pero gasta en guarderías y, residencias, tres veces más de lo que gana. El negocio de Roberto y las cabras. Mejor sería que el Estado retribuyera con esos mil euros a la mujer que gastarse tres mil. Los niños crecerían con los cuidados, mimos y atención de una madre y, los abuelos consumirían sus últimos días en el calor de un hogar, rodeado del cariño de los suyos y, no en esos anticipados cementerios que son las residencias.


En mi juventud, con cualquier cosa éramos felices. Gastábamos muy poco. Lo importante era compartir unos lazos de sana amistad con los amigos, yendo al cine, bailes  con música en directo, meriendas y, el famoso guateque los fines de semana, sin deambular a altas horas de la madrugada. Nuestros caprichos nos los ganábamos trabajando. Ahora nuestra juventud esta totalmente enferma, desgraciada y, sin más norte que buscar una alegría durante días y noches enteras que no alcanza.  Es tan desgraciada que se ve forzada a consumir alcohol en grandes ingestas, drogas de todo tipo, moto o vehículo para desplazarse y, acabar en esos tugurios llamados discotecas, donde no se puede establecer una relación de dialogo, con esos sonidos aberrantes que los ensordece y, esas luminarias que los ciegan.  Ya no saben mantener un dialogo entre los de su propia edad y, acaban de despedirse y, ya se tienen que comunicar a través de mensajes, con textos abreviados y, cambios de consonantes que les convierten en analfabetos profundos. Las consultas psiquiátricas están llenas de niños y, adolescentes que estarán tocados para siempre.

En mi juventud nunca conocí de un caso de alcoholemia, drogadicción, de violencia contra los padres, profesores o alumnos compañeros.  Hoy no respetan nada, ni a nadie. No se conforman con ganarse con su trabajo, esos artilugios de las nuevas tecnologías. Si para tener el último modelo hay que robar, se roba y, muchas veces se mata gratuitamente.  Todos quieren vestir de marca y, estar a la última moda en tecnología.  A cualquier precio.

Pero el materialismo, egoísmo, corrupción, envidia, odios… Ya no es cosa solo de los jóvenes. Se ha extendido a todas las generaciones. Se abandonan y maltratan a los animales de las formas más crueles que el ser “humano” hubiese podido concebir.  Ya no hay compasión por nada ni por nadie.  Y, los grandes culpables son los políticos que, han trasladado sus más bajos instintos a la sociedad.  Gente que no es modelo ni referente alguno. Sin embargo ellos conducen a la sociedad a sus más abyectos instintos y, exigen que lo que fue malo desde que el hombre es hombre, acabe imponiéndose como normal. Mientras se hace escarnio de todo aquellas virtudes que han acompañado al hombre desde el principio; lealtad, amor a lo divino y humano de la vida, el honor, sacrificio, heroísmo, abnegación, patriotismo, honradez, honestidad…. Ahora más que nunca, el hombre tiene que depositar su fe y su confianza en Dios. Pero ni eso puede. Por que las fuerzas del mal están desatadas  por políticos y gobernantes.  Y, lo peor de todo, es que el “humo de Satanás ha penetrado en la Iglesia” que diría Pablo VI y, ahora el nuevo pontífice ha terminado por descender al nivel de la calle, en vez de poner a la calle al nivel de la Iglesia. Ya no hay ese cura de pueblo, con sotana desteñida que acogía a su feligresía, intercedía, ponía paz, daba ejemplo y, reconfortaba los espíritus. 


No tengo la menor duda, de que la humanidad se encamina a un suicidio colectivo. Por más que se empeñen nuestros políticos y, gobernantes en querer darnos esperanzas. El mundo ya no tiene salvación posible. La paciencia de Dios, ha rebosado todos los límites, la tierra esta ensangrentada de cientos de millones de inocentes abortados, asesinados y, torturados. Ya no hay paz en ningún rincón del mundo. El género “humano” en vez de desandar el camino, cada vez  aumenta la velocidad hasta el precipicio. Si Dios esperase mucho más, ya no quedaría ni una alma para redimir.

A estas alturas no tengo ningún complejo de lo que puedan pensar ni decir, acerca mío.  Lo normal es estar todo el día rodeado de imbéciles.  Lo sorprenderte es hallar, a alguien que piense, razone y, tenga ideas constructivas. Esos han quedado relegados al ostracismo. Cuanto más mande, más grado de invalidez. La codicia, la falta de sabiduría, el egoísmo, esta en igualdad al grado que ocupen en nuestra sociedad. Su soberbia, acabara como un boomerang contra ellos mismos. Los imbéciles creen que sus ocurrencias, el daño que infringen a sus inferiores, no solo les complace su ego, si no que al final el daño que causan se vuelve contra ellos.

Les dejo con una entrevista al periodista italiano Pino Aprile, que es la persona que mejor ha expresado lo que es un imbécil:  http://emilioutges.blogspot.com.es/2009/10/blog-post.html

miércoles, 23 de octubre de 2013

CUANDO FRANCO HIZO DEL INFIERNO EL EDÉN



Me han encomendado que redacte textos acerca de  nuestro Caudillo Francisco Franco.  Con tres palabras que todo el pueblo español entono durante cuatro décadas, podría describir la figura de nuestro libertador.  ¡FRANCO! ¡FRANCO! ¡FRANCO!  Este apellido repetido tres veces, desde lo más hondo del alma de un 94-96 por ciento de los españoles,  se describe a un hombre  por primera vez en la Historia.
Hasta las gentes más humildes e incultas, sabían lo que contenía ese apellido.  El libertador, el salvador, el ungido, el militar, el padre,  el esposo,  el pontífice de la Iglesia,  el Caudillo invicto por la Gracia de Dios, el Estadista, el jefe nacional del Movimiento Nacional, el Generalísimo de los Ejércitos, el padre, hermano y abuelo de todos los españoles.  El vigía y centinela que nos permitía dormir a pierna suelta.  El patriota y, austero soldado que velaba por nuestra seguridad, bienestar y, progreso.  El hombre mejor  asesorado a la hora de tomar decisiones,  sometiéndose al amparo de la Divina Providencia.

En él se daban todas esas virtudes que lo convertían en el hombre de confianza de Dios en la tierra.  Dios fue muy prodigo con el pueblo español, al asignarnos el mejor hombre sobre la tierra.  El buen pueblo español,  sufrió los peores envites  del enemigo de Dios y la Patria. El sufrimiento,  martirio y heroísmo que se desbordo en nuestro suelo patrio. Fue como en ninguna otra nación, bien recompensado por nuestro Hacedor.
La confianza del pueblo en nuestro Caudillo, era total e inquebrantable.  Una fe ciega, sobrenatural planeaba siempre sobre su aura.  Que El Alcázar era día y noche bombardeado, sin posibilidad de avituallamiento. No caía la moral. Que unos soldados quedaban solos en una trinchera, ninguno la abandonaba.  Si viene Franco, aguantamos.  Y, durante tres años largos de interminable espera, como un ángel bajado del cielo, allí llegaba el y, el alborozo  era grande.  Todo sacrificio era recompensado,  cuando marcial, firme y seguro, aparecía el hombre providencial.  Con todo lo que pasaron los asediados de El Alcázar. Cuando el coronel se cuadra a darle novedades, solo atina a decir: “Sin novedad en El Alcázar”. Que importaba los extenuantes sacrificios sufridos, si  ante si tenían al Caudillo. Venció al enemigo marxista en los campos de batalla de buena lid, siendo el primero en derrotar  al gigante bolchevique que, tanta sangre costo.
Y, era normal que todo así sucediese. Por que Franco era hombre sabio y,  conocía nuestra Historia,  siempre regada con la sangre de nuestros mejores soldados.  Conocía e identificaba  a todos los enemigos seculares de España.  Conocía de nuestras debilidades y, por ello al tomar posesión como Jefe del Estado Español, prometiera que su pulso nunca temblaría  y, conduciría a nuestra nación a lo más alto. Y, así fue.  Mientras las luces de nuestros hogares se apagaban y, dormíamos a pleno pulmón, soñando y, haciendo realidad lo que nuestro capitán prometía. La luz de El Pardo se apagaba al alba.
Amo tanto a España que no podía fingirlo. Ni le producía rubor expresar ese amor  que, desde niño encubro en sus entrañas.  Comenzó a aplicar el ideario político de nuestro primer caído. José Antonio y, lo hizo con la convicción de que era lo que requería España. Así las conquistas sociales del franquismo fueron las más avanzadas del mundo entero.  Nunca miro por su bienestar, si no el de los más débiles y, puso en marcha la maquinaria para convertir a nuestra nación en la octava potencia mundial. Creo industrias de interés nacional que, a la vez crearían  a su sombra otras muchas. El progreso era evidente y, el mundo lo reconoció hablando del milagro español. Pronto pasamos de la alpargata al seiscientos,  de la hambruna a la dieta saludable.  Las pagas extras de Navidad, 18 de Julio y vacaciones, nos convirtió en el país más remunerado para el productor.  Los enemigos de España que no habían encajado nuestra victoria, nos declararon el boicot internacional, se fueron los embajadores y, a los pocos años regresaron los embajadores, los que venían no eran los mismos, pero quien lo esperaba era el mismo. En nuestro país recalaron todos los presidentes de EE.UU. y, de todos los continentes.
Franco solo se debía a España y, al bien de todos los españoles. Nunca participo de intrigas y guerras que los vencedores impusieron. Evitando por ello el sufrimiento de combatir en la II Guerra Mundial. Franco nunca jamás tuvo complejos, ni se arrodillo y claudico ante las potencias del momento. Hizo gala de abrazar el falangismo, usando la camisa azul, El Cara Al Sol como himno nacional y, el brazo en alto que tanto escandalizaba a Occidente.  Como tampoco le importo esas demostraciones de su religiosidad, arrodillándose en plena calle sosteniendo la cruz de Don Pelayo o entrando en los templos bajo palio, por que la Iglesia de entonces no contaminada por el progresismo, sentía en el, al ungido que de la mano de la Divina Providencia salvo a la Iglesia de aquel holocausto y, a la Patria de las garras del mismísimo diablo.

Franco no es comparable a ningún otro gobernante de la Historia. Ningún otro concito la adhesión de todo un pueblo. Como ningún otro, después de 38 años muerto, recibe cada 20 de Noviembre     el tributo de lealtad de su pueblo.  Franco es España y, en los últimos años, ante la orfandad de la Iglesia, de facto se convirtió en el pontífice de la Iglesia española. Murió con párkinson y, sin embargo nunca le tembló la mano como prometió. Así que cuando todo el pueblo español, espontáneamente aclamaban al Caudillo, con el grito de ¡FRANCO! ¡FRANCO! ¡FRANCO! Entendían más y mejor de lo que me he expresado, lo que fue el mejor estadista del siglo XX.

sábado, 19 de octubre de 2013

MI REPLICA A ESTE ARTICULO: ELEVANDO A LOS ANIMALES, REBAJANDO A LOS HOMBRES

Poseer animales domésticos y tratarlos bien es una costumbre inmemorial, sobre todo tratándose de perros. Es claro que no se debe someterlos a sufrimientos sin razón proporcionada. Nadie es contrario a eso.
Sin embargo, una moda inducida e irracional ha llevado a mucha gente a colocar a los animales en un nivel superior al de los humanos, lo que es desbordar el sentido común, pudiendo llegar a ser pecaminoso, pues contraría la jerarquía establecida por Dios en la Creación.
La Sagrada Escritura es muy clara al respecto. Dios dijo al primer matrimonio: ” Llenad la tierra y sometedla. Dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los animales que se arrastran sobre la tierra”. (Gen. 1,28).
Además, el Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por Juan Pablo II, determina: ” Dios confió los animales al gobierno de aquel que fue criado a Su imagen (el hombre). Es, por lo tanto, legítimo que nos sirvamos de los animales para la alimentación y para la confección del vestuario. Podemos domesticarlos para que sirvan al hombre en sus trabajos y descanso. Los experimentaciones médicas y científicas con animales son prácticas moralmente admisibles, si no traspasan los límites de lo razonable y contribuyan para curar o ahorrar vidas humanas” (2417).
* * *
Sin embargo, el infausto proyecto de Código Penal, que está siendo analizado en el Senado brasileño, llega a imponer penas mayores al abandono de un animal que al abandono de un niño. ¿Locura? ¿Desvarío? Mucho más. Es parte del proceso de rebajamiento de la naturaleza humana, actualmente en curso.
(…) La Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados aprobó recientemente un proyecto que establece castigos increíbles para los hombres en el trato con perros y gatos. Las penas son severas.
Así, quien mate un perro o un gato va a la prisión por el plazo de cinco a ocho años. Y el régimen de reclusión es el más estricto, reservado para crímenes graves, en los que el criminal no tiene posibilidad de un ablandamiento en un futuro próximo. ¡Es inimaginable que alguien tenga que purgar ocho años tras las rejas porque mató a un gato! Pero hay más.
Si la persona mató al perro para evitar el contagio de alguna enfermedad transmisible a los humanos, necesita probar de modo “irrefutable” que no existía un tratamiento posible para el animal. Sino consigue probar esto, su pena aumenta entre 6 y 10 años. El mismo aumento de pena se aplica si el can o el felino fuere muerto con veneno o algún medio cruel.
Pero no es sólo matarlos. También si deja de prestar asistencia o socorro al perro o al gato que correr peligro grave en las vías públicas, así como en las propiedades privadas, corresponderá una pena de 2 a 4 años de detención.
Tampoco se podrá dejar al animal amarrado con una cuerda o cadena para que no huya de la casa ni ataque a nadie: prisión de 1 a 3 años.
Imagen de Fátima que lloró milagrosamente en Nueva Orleans, en 1972
En necesario aún proporcionar una alimentación adecuada al animal, puesto que exponer la salud del perro o del gato equivale a una prisión de dos a cuatro años.
Si el agente es propietario o responsable por el animal, todas esas penas serán duplicadas: ¡16 años de prisión porque mató a un gato!
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Esa equiparación, o aún preferencia del animal en relación al hombre constituye un rebajamiento irracional de inconcebible de la naturaleza humana, ya que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Rebajarlo de esa forma es profanar la imagen de Dios, es ofender al Creador. ¿A quién le gustaría que la imagen de su propio padre fuera rebajada a nivel de un perro? ¡Esta ofensa al Creador es una de las razones de las lágrimas de la Santísima Virgen!
Gregorio Vivanco Lopes é colaborador da Agência Boa Imprensa (ABIM)

MI REPLICA A ESTE ARTICULO:

Es bien evidente que el autor de este articulo, siente menosprecio por los animales.  Lo lamento.  La mayoría de sus planteamientos los comparto.
Soy un amante de los animales y, cualquiera que entre en mi blog podrá verificar que,  intento ser consecuente.  Advertí  que muchas defensoras de los animales,  a la vez son proabortistas, lo cual repudio con todas mis energías.  Es evidente que muchos animalistas,  ponen a nuestras mascotas en un nivel superior a los humanos, lo cual escandaliza. Que unas autoridades legislen unas leyes tan duras contra los maltratadores de animales,  por encima de las humanas es execrable. Dicho esto, a mi no me escandaliza la legislación a que alude el artículo, sobre las penas por el maltrato animal. Las encuentro justas y necesarias. Pero en vez de proponer bajarles el listón, yo abogo para que partiendo de esas leyes,  se promulguen otras más severas con respecto al género humano.  Pero no porque el género humano este maltratado, tenemos que desear que los animales sean más maltratados aún.
En negativo siempre he sostenido que, aquello que se aplica a los animales domésticos, se acaba aplicando al género humano y, no me he equivocado. Denunciaba hace décadas el abandono de perros y gatos y, después vino el abandono de los ancianos, bien en sus domicilios o, con más suerte en esos “refugios” que son las residencias.  Las protectoras que habían nacido para eso, proteger.  Muchas de ellas acabaron sacrificando a los animales. Los recibían en sus instalaciones, para después acabar con ellos. Pues ya estamos en ello. Ya se está practicando la eutanasia en hospitales y, residencias.  El maltrato hacia los animales, ha traspasado a los humanos.  Vemos diariamente, como padres maltratan a sus hijos,  hijos a sus padres y, la crueldad se ha hecho infinita. Si en vez de desear que los animales sufran peor trato ante la justicia que los humanos. No ganamos ni unos ni otros. Perdemos todos.  Lo que hay que hacer (a mi entender) es celebrar esa legislación y, una vez promulgada, pedir a los legisladores que se superen en referencia a los humanos.
Otra cosa que me chirria del artículo, es el tema de las experimentaciones con animales.  Eso lo reprocho totalmente.  Podría entender que un animal que sufriera una patología, se experimentara en ella para buscar el remedio a esa  enfermedad. Pero provocar enfermedades a los animales, para experimentar después, (a mi entender) es cruel e inaceptable a todas luces.  Cada especie que busque los remedios con los de su especie.  Porque si el articulista no quiere que se asemeje lo animal con lo humano, tampoco debería desear que si se mezclara para la tortura, crueldad y sufrimiento. Que cada especie arregle su ciclo vital por su cuenta.

Las fotos que ilustran el reportaje, me ofenden.  Porque esos excesos con los animales son gratuitos.  Ellos no piden que se les disfrace, ni ir a restaurantes, ni lucir joyas. Una porque ellos no pueden valorar estos actos y, otra porque, esas excentricidades ofenden a la dignidad humana con la de pobres que mueren por falta de alimento y medicinas. Las excentricidades de los dueños, no deben pagarlas las mascotas que nada piden.
Por último una reflexión.  Hablamos de animales y, de personas.  En mi dilatada vida, he ayudado a miles de personas a título personal  o, creando asociaciones de ayuda. Una de ellas, de ayuda a los depresivos. Me he pasado noches enteras hasta disuadir a un hermano de que se suicidase y, alguna que otra que ya había tomado los barbitúricos sacarle información para que acudieran a su domicilio a rescatarlos.  Ignoro la cantidad de vidas que habré podido salvar, pero son docenas.  La policía en primer término ha sido testigo de ello. Pues jamás he recibido ninguna distinción y, ni siquiera los familiares de los suicidas me han dado las gracias. Yo no he percibido ni un céntimo por mi labor, ni subvenciones de la administración. Me he pasado hasta cinco horas al teléfono de madrugada, cuando un profesional que lo tiene por paciente y, vive de esas personas, si lo hubiesen llamado hubiese colgado el teléfono.  Con mi perro pastor alemán, salvamos vidas, evitamos robos y, hasta hallamos el cadáver de un vagabundo. Salió en la prensa y, la radio y, una asociación de vecinos quiso homenajear a mi perro y, la autoridad competente no autorizo dicho acto. Con eso quiero decirle que lo más humano que he tenido en las tres últimas décadas (salvo mi extinta señora madre) ha sido a Dolby (pastor alemán),  Sort  (mi perrita abandonada) y, mis gatos. Mi decepción por el género humano es total.  Reitero que necesitaría un estadio de futbol para reunir a las personas que a título personal o a través de mis asociaciones, se han beneficiado;  moral, económica, espiritualmente y, hace un año me operaron de cáncer y, acudí al quirófano solo.  La persona (un compañero de trabajo) que más ayude durante años, se me ofreció su familia a cuidarme. Pues trabajando en el mismo hospital, ni venir a verme, pero registrar mi casa y, apropiarse de mis escasos recursos que le confié, eso sí lo hizo. Quienes acabaron cuidando de mí y mis gatas, fueron dos abuelas de ideología bien opuesta y, ateas.  Con eso quiero decirle que, el grado de envilecimiento del género humano es tan clamoroso que,  lo más humano que conozco son esos pobres animalitos que, nunca te abandonan, no tienen ningún interés, te demuestran un amor total e incondicional que ya quisiéramos tener los “humanos”.  Entre católicos que he convivido y, he compartido hermandad, entre lo que predican y lo que dan, hay un abismo.  Sinceramente no creo en los humanos.  Podría haber estado bien asistido, sin embargo dependía de un ministro que pudiera estar a mi lado y, lo que a mí me ha negado, lo ha dado a un terrorista múltiple. Mi salud es muy precaria, porque nunca mire por mí, siempre me entregue hacia los demás por qué no puedo vivir ante el sufrimiento ajeno.  Pero ha llegado a un extremo que con el género humano, solo dedico mi atención a los nasciturus, a ayudar a las entidades religiosas que velan y cuidan de los más débiles. Los niños, enfermos y, ancianos.
Al iniciar este post, no tenía previsto hablar de mis acciones.  Pueden creerme que nunca jamás he esperado recompensa alguna. Ni reconocimientos o halago alguno.  Si asi actuase, nada más empezar a descubrir la ingratitud de los humanos, hubiese desistido.  Pero soy un ser humano y, por tanto sensible a las muestras de afecto y, más como en la ocasión de mi operación.  El tema me ha llevado a ello sin querer. Siempre he tenido claro que lo que de la mano derecha no se entere la mano izquierda.  Pero alguna vez, sentir la gratitud, unas palabras amables o, un decir “si me necesitas por algo, cuenta conmigo”. Diré más. Sane de mi depresión, haciendo con los pacientes de esa enfermedad, lo que tanto hubiese deseado que alguien hubiese hecho por mí. “Cuanto más conozco a los hombres, mas quiero a mi perro”
EMILIO UTGES