La muerte sin descendientes del monarca Carlos II, deja la península en manos de Felipe V, impuesto al trono español por su abuelo el omnipresente Luís XIV. El recibimiento fue esplendoroso, sobre todo por los catalanes (ya que El Animoso desembarca en Barcelona), fue jurado Rey de España, en primer lugar por las Cortes de Barcelona. Luego las de Aragón y así hasta llegar a Madrid. Esto fue para noviembre de 1700.
Aquí bien podría seguir hablando, de los casi 3 años del gobierno Borbón, o de la guerra que estallo a finales de 1702, cuando llega el Archiduque Carlos, con pretensiones al trono español, ya que ese no es el tema principal, pero si diré que Cataluña se cambia de bando, apoyando entonces al Archiduque Carlos de Austria.
El Archiduque renuncia al trono español y el 12 de octubre de 1711, es proclamado Sacro Emperador. Pero los catalanes, continuaron con la guerra hasta que cayó rendida ante el mariscal I Duque de Berwick, el 14 de septiembre de 1714.
El canciller Rafael Casanova, cae herido, luchando “per la llibertat de tota Espanya”.
En Cataluña se enseña que Felipe V, prohibió la lengua catalana e impuso la castellana (“Història social i política de la llengua catalana”, “Llengua, societat i historia”, etc.) Pero las cosas no fueron de esta manera: con la toma de Barcelona se termina la guerra de sucesión en España, de esta manera se dedica el primer Borbón a las reformas administrativas de sus nuevos reinos.
La nueva constitución de Cataluña, se llama Nueva Planta y rige desde el 16 de enero de 1716. Cartas como estas ya regían en los Reinos de Valencia, Aragón y luego en Las Baleares. Esta Constitución exigía la lengua castellana en los procedimientos de la Real Audiencia.
Así, en primer lugar, si leemos el Decreto de Nueva Planta, sólo encontramos un solo artículo que haga referencia a la lengua, el capitulo 5, que establece “Las causas en la Real Audiencia, se substanciarán en lengua castellana”
Hasta entonces, la lengua de la Real Audiencia de Cataluña no era el catalán, sino el latín.
El Márquez de Lozoya afirma que “las cartas, decretos, peticiones y demás escritos dirigidos a la Real Audiencia, deberían estar escritos en castellano, ya que hasta ese momento, la Real Audiencia, escribía en latín.”
Macelo Capdeferro afirma que “tal disposición no es discriminatoria con la lengua catalana, por la sencilla razón de que, hasta entonces, las causas de la Real Audiencia se habían sustanciado en lengua latina. El latín se había mantenido como lengua oficial, diplomática, cancilleresca, jurídica y científica.”
Este artículo se refiere exclusivamente a la Real Audiencia, un órgano administrativo (para entendernos, la Real Audiencia representaría en la actualidad a los juzgados). No se prohibió en absoluto la lengua en ámbitos culturales, literarios, económicos, jurídicos, familiares, etc.
Pero aquí tenemos que analizar algo: el 7 de junio de 1768, por Real Ordenanza, se prohíbe el latín en la Audiencia. Lo cual demuestra el uso de dicha lengua en la Audiencia después de 1716 a pesar del Decreto de Felipe V. Haciendo necesario una prohibición del latín 50 años después del Decreto de Nueva Planta.
Martin de Riquer afirma que “la introducción del castellano en Cataluña, no empieza en 1716,…se trata de un proceso gradual que empieza en el siglo XV, con la llegada de los Trastámaras a la Corona de Aragón y el establecimiento de la Corte en Barcelona”. Riquer sigue afirmando que “la lengua castellana se expandió con la llegada de la imprenta (la fuerza del mercado literario), ya que el mercado literario castellano fue mas grande que el catalán”
El capitulo 56 de dicho Decreto afirma que: “En todo lo demás, mando se observen las Constituciones, que antes había en Cataluña, entendiéndose, que son establecidas de nuevo por este Decreto…” Según el historiador Ferrán Soldevila, hace notar que: “mientras en Cataluña se establecían instituciones “castellano-borbónicas” la Corona permitía la permanencia de importantes instituciones de la sociedad catalana, por ejemplo: Los Derechos civil y penal, Los Gremios, Los Colegios Notariales y el Consulado del mar. Además se construye La Ciudadela, una fortaleza defensiva, lo único que se suprimieron fueron las obras de intelectuales anti-borbónicos, y la enseñanza en las universidades queda relegada a la Compañía de Jesús, premiando de esta manera a los ignacianos por su fidelidad a la Corona Borbónica durante la Guerra de Sucesión”.
Justifico de esta manera las acciones de Felipe V, ya que no he podido encontrar, el origen de la prohibición felipista al catalán, ni el odio que se enseña del monarca Borbón contra el Virreinato de Cataluña.
Desde Panamá
Martin Nieto
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